caída la noche

la luna llena cubría la noche entera, y con ella las calles de Venecia mojadas, deambulaba por los estrechos de esa ciudad esperando algo o quizás alguien que me pudiera sacar de ese vacío o arreglarme como aquel muro de Berlín,vaya. Tampoco era mucho de esperar que alguna persona me pudiera sacar de la soledad de aquella noche lluviosa, y fría, pero de repente una sombra se reflejó en el famoso puente de los suspiros. Cada vez la lluvia cesaba más y aumentaba el frío, me abroche mi abrigo hasta arriba, noté un suspiro detrás mía, me gire sin pensarlo y le vi, después de tanto tiempo, no pude imaginar como dos polos opuestos acabarían en el mismo lugar, la bella Veneccia.

tus pequeños lunares

yo era esa pequeña astronauta que se dedicaba a explorar tus pequeños lunares negros de tu espalda, me deslizaba por tu cintura como sí fuera la última vez que lo pudiera hacer, te consumi como sí fueras ese último cigarro de Marboro que me quedará en la cajetilla, sí, como sí fueras mi rutina diaria, esa pequeña extasis diaria que nunca se gasta.

Intercambiábamos miradas, tus ojos azules me cautivaban, hasta tus palabras,sabes.

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casi con los párpados medio cerrados,y como única compañía básicamente la almohada. Ese insomnio constante que te impide el sueño, esas ralladas que siempre acaban en un 'bah no lo olvidaré' pero que al final acabas dándole muchísimas vueltas y con las lágrimas en los ojos. Piensas que la única solución es coger el sueño y olvidarte de lo demás, aunque creas que es imposible, pero eh, escúchame, no lo es.

Cerremos los ojos e imaginemos..

Cerremos los ojos y imaginemos, sí, porque quién dijo que imaginar era una cosa de niños, hágamoslo de nuevo,transportemonos a ese lugar donde los problemas ni existen, en aquel nunca jamás que nos envuelva de ilusiones y promesas cumplidas.

Mirar al cielo y ver esa única estrella que nos envuelva en ese pequeño paraíso, en ese justo momento cuando creamos que estamos tocando el cielo, ese instante juraremos que somos infinitos y que nada ni nadie nos pueda romper a pedacitos.

Pero shh, cuando te despiertes de este sueño infinito, no te esfumes, quédate, que no baste con un "en las irralidades contigo, pero en las realidades sin ti".

Mi París

Esa ciudad, ese sitio para enamorados o infelices, quizás, hablemos de lo bonita que es París, ese lugar que nos vuelve locos desde el primer momento, donde poder consumirnos en ese primer beso, en esas promesas que 'enganchamos' al Sena. De cuándo caminábamos de la mano sin que nada nos importara, tan sólo mirábamos  las luces que iluminaban el Louvre, por esas sonrisas despeinadas por los elíseos, ese café en una dulce calle de París , pero sin olvidarnos de Madrid,chico.