lunes, 28 de abril de 2014

Él.

Miraba el reloj ansiosa, cada vez subía más el volumen de la música.Se hacía tarde y él no llegaba, mi nerviosismo aumentaba por momentos, sonó mi móvil,era mi padre para ver sí llegaba a cenar, le dije que no porque llegaría bastante tarde. Nada más colgar noté como unas manos tapaban mis ojos marrones y alguien me susurraba al oído: hola, era voz chico dulce de esas que enamoran perdidamente, me temblaban las piernas y mis pestañas ardían, no podía describir como me sentía en ese momento. Me giré lentamente y le ví, esperaba ansiosa ese momento, sin pensármelo dos veces le abrazé, un abrazo que fue eterno como esos que no acaban jamás. Pasado un buen rato me dijo de ir a tomarnos un helado, yo acepte sin pensármelo, los helados son una de mis debilidades favoritas(confesión), nos pasamos la mayoría de tiempo haciéndonos fotos para poder guardar ese momento como uno de esos inolvidables, más tarde fuimos a pasear a la playa, la noche pintaba genial y mejor a su lado, caminando de su mano todo era mejor, me evadía de todos los problemas, me sentía feliz a su lado, para que mentir, esas tardes juntó a él eran únicas.

Lágrimas rotas.

Respiraba rápidamente, aferrada a mi almohada, no conseguía consuelo ninguno, ni siquiera la canción más bonita, un mar de lágrimas indundaban mis ojos. Apreté mis nudillos y los marque en la pared con más rabia que nunca. Pasados unos minutos pensé:¿ porque siempre tengo que acabar yo mal? Era una cuestión que no me explicaba ni yo.  Cada vez mi llanto era mayor, derramando lágrimas rotas.

jueves, 24 de abril de 2014

El café de las 8:30.

Me dispuse a hacerme el café, como todos los días hacia, ya era constumbre, tenía la manía de salirme a la terraza para observar a los caminantes y las palmeras que rodeaban ese paseo, tenían algo que me encantaba. En ese instante, me fije en un banco, estaban grabados unos números, concretamente el 31, esas dos cifras insignificantes me embadurnaban de recuerdos junto a él, mis ojos brillaban ,decidí acabarme el café rápido y entrarme a casa ya que sí me quedaba allí lo iba a pasar peor.

Recuerdos atrapados en el anden.

Inhalaba el humo y intentaba sacar los recuerdos sin dejar rastro, mientras esperaba el  tren en el anden, no era un lugar que me agradara mucho ya que ese lugar estaba invadido de momentos en los que prefería ni recordar, me acabe mi último cigarro con ansias de que ya viniera el tren para marcharme de ese lugar. Había un niño pequeño que me sonrió, yo le devolví la sonrisa sin pensármelo, pasados unos minutos que para mí fueron eternos vino el tren. Quizás ese momento ese justo momento me aferre a los recuerdos en ese anden. 

Como empezó todo..

Todo ocurrió un jueves 24 de abril en el que empecé a organizar mis ideas, hasta llegar a esto, un blog, en el que poder desahogarme, donde poder publicar lo que yo quiera y cuando quiera, ese sitio en el que poder expresar mis sentimientos aunque sólo sea mediante con un lápiz y un simple papel, pero en sí me da igual, lo único que sé es que me costara porque no es tan fácil como parece, todo cuesta, aunque al final con mucho esfuerzo se consigue.