sábado, 21 de junio de 2014

Paisajes.

Y es que los paisajes nos transmiten millones de cosas, tanto buenos momentos como malos ratos, miraba por la ventana del autobús, ese paisaje tan impresionante que me rodeaba: montañas tan bonitas como las curvas de tu cuerpo, campos verdes tan grandes como tus verdades, pero a la vez los malos momentos también se podían reflejar en nuestros besos, en tu orgullo que era más duro que el muro de Berlín, fíjate tú. Donde sólo me quedaba el recuerdo, las cicatrizes de la triste soledad y las pequeñas marcas que eran como pequeñas galaxia echas por tus pequeñas mordeduras, esas sonrisas más bonitas que las historias de Romeo y Julieta juntas, esas caricias que que nos sabían a rosas, aquellos intercambios de humo entre tu aliento y el mío, pero es volver a la pura realidad, esa que no cambia, donde te das cuenta de que ya no existe tu olor en mi cama, donde esas sábanas ya no son las nuestras, que al final acaban siendo las mías, ese cigarro mío que añoraba el tuyo.

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